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5 de noviembre de 2023

13 curiosidades sobre la masonería cubana

 13 curiosidades sobre la masonería cubana

 


La masonería cubana tiene más de un siglo de historia y estas son 13 cosas que de seguro no sabías sobre ella:

  1. la primera presencia de la masonería en Cuba no se debió a una logia cubana, sino inglesa. Durante la ocupación militar de La Habana por los ingleses en 1763 se constituyó el primer cuerpo masónico que realizó funciones en Cuba y estaba adscrito al Regimiento 48 del ejército inglés.
  2. La primera logia expresamente establecida en Cuba fue “Le Temple de Vertus Theologales”, a la que se le concedió carta de autorización el 17 de diciembre de 1804
  3. El primer cuerpo masónico soberano que existió en Cuba fue la “Gran Logia Española de Francmasones del Rito de York”. Se formó de la reunión de las tres logias de origen extranjero radicadas en Cuba: Templo de las Virtudes Teológicas, Constancia y Delicias de la Habana.
  4. Por un Real Decreto de España, fechado en el año 1824, las logias masónicas se declararon ilegales y sus integrantes se tuvieron que comenzar a reunirse en secreto porque sus miembros corrían peligro de ser apresados y encarcelados.
  5. Andrés Cassard, cubano de origen francés, es considerado el padre de la masonería cubana y tuvo bajo su tutela las logias: Fraternidad No.1, Prudencia No.2 y San Andrés No.3. Estas tres se unieron en 1859 fundando la Gran Logia de Colón.
  6. A la Logia Tinima No.16 pertenecieron, desde 1864, Antonio Maceo e Ignacio Agramonte.
  7. Los patriotas Perucho Figueredo y Francisco Vicente Aguilera perecieron la logia Estrella Tropical No.19 radicada en Bayamo.
  8. En 1911 una logia cubana participó por primera vez en un acto oficial que no tenía que ver con la masonería. Se trató de la ceremonia de colocación de la primera piedra del Colegio Candler, en Marianao.
  9. José Martí se integró a la masonería en España y pertenecía a la Logia Armonía. Sus atributos de masón fueron donados a Cuba por Fermín Valdés Domínguez y se conservan en un museo.
  10. En el epistolario de Antonio Maceo que se ha recopilado se puede leer, más de una vez, el credo masónico: Dios, la razón y la virtud.
  11. Carlos Manuel de Céspedes estaba tan orgulloso de pertenecer a la masonería que su burro de carga, en la manigua oriental, se llamada Mason
  12. La bandera cubana tiene marcado simbolismo masón. Para los masones el triángulo rojo simboliza la grandeza del poder que asiste al Gran Arquitecto del Universo y sus lados iguales indican a la divisa masónica de libertad, igualdad, fraternidad y a la división tripartita del poder democrático. Su estrella de cinco puntas es sinónimo de la perfección del maestro masón: la belleza, la virtud, la fuerza, la sabiduría y la solidaridad.
  13. En la manigua, después del alzamiento de La Demajagua, Carlos Manuel de Céspedes creó una logia itinerante bautizada Independencia y se reconocía mutuamente la militancia por los dos bandos contendientes (cubanos y españoles).
Además, la bandera en su conformación integra los tres números simbólicos de la masonería. El número tres, presente con las tres franjas azules, que representa la armonía perfecta; el número cinco, resultante de sumar todas sus franjas, significa el espíritu vivificador, que perpetua la naturaleza; y por último el siete, que se obtiene de sumar a las franjas el triángulo y la estrella, es un digito considerado divino de los antiguos judíos y los griegos.

26 de julio de 2023

Las Herramientas del Aprendiz Masón

 Las Herramientas del Aprendiz Masón


Es importante mencionar que esta es una de las publicaciones sobre instrucción masónica. En este sentido, vale la pena tener presente que 
la interpretación de los símbolos de nuestra orden no son un conocimiento que deba estar vetado para los ojos de los no iniciados.


La importancia que reviste la instrucción masónica y la adquisición del conocimiento que nos brinda nuestra organización son esenciales para la formación de nuevos masones.


¿Qué son las herramientas en la masonería?

La masonería es una organización fraternal que hace uso de diversos elementos para compartir su contenido moral y filosófico. En este sentido, la masonería suele utilizar tanto alegorías como símbolos para representar ideas, conceptos o preceptos que ayuden al iniciado a mejorar su vida.


Lo que para algunas personas podría parecer un compás o una escuadra y no más, para un masón instruido, revisten un profundo significado iniciático. En este sentido, los masones de todo el mundo pasan su tiempo en los tres primeros grados simbólicos intentando interpretar simbología.


Esta simbología puede estar presente en prácticamente cualquier aspecto de la masonería. Desde los paramentos masónicos, y hasta la decoración del templo mismo, la masonería está rodeada de símbolos; estos, dotan de un sentido un tanto místico que seduce a más de uno.


En cada grado de la masonería es posible encontrar elementos simbólicos que le dan un peso particular a cada enseñanza impartida por los instructores de la logia. Así, en el primer grado o grado de aprendiz masón, tenemos la existencia de diferentes elementos simbólicos característicos que brindan al iniciado una aproximación al contenido filosófico del grado.


Las herramientas del primer grado


El primer grado de la masonería, también conocido como grado de aprendiz masón, es el primer contacto que tiene una persona con el mundo masónico. En este sentido, es necesario que el nuevo miembro de la orden comience a familiarizarse con los aspectos simbólicos que tiene para ofrecer este grado masónico.


Lo usual, es que el aprendiz masón deba cumplir al menos un año calendario en el grado de aprendiz para lograr conocer la mayor parte de los elementos que compone el grado. Lo cierto, es que la mayoría de las logias masónicas optan por no dejar demasiado tiempo a los aprendices en dicho grado; esto responde a las necesidades de cada taller masónico en particular.


En el grado de aprendiz masón, tenemos la presencia de las herramientas del aprendiz, quizá se trate de uno de los primeros trabajos o «planchas masónicas» que realizará un hermano masón; por lo que es importante ser muy preciso con el simbolismo de cada elemento.


Vale la pena mencionar, que las herramientas del aprendiz masón pueden variar según la jurisdicción masónica, el territorio geográfico y, sobre todo, el ritual utilizado. Además, es crucial comprender, que todos los elementos simbólicos, admiten dos tipos de interpretaciones, por un lado, la interpretación «oficial» que brinda el ritual y por otro la versión de hermanos masones y hasta autores.


La recomendación es que, si se está estudiando por primera vez este tipo de conceptos, nos quedemos con la versión que dictan los rituales de referencia; y, para mejorar la calidad del conocimiento, recomendamos contrastar las enseñanzas de diferentes rituales de primer grado como el Sistema Preston-Webb, el Ritual de Emulación o los Grados Simbólicos del R.E.A.A.


Relación entre la piedra en bruto y las Herramientas del Aprendiz Masón


En el ‘Blog del Vademécum’ ya tenemos una publicación exclusivamente dedicada a la alegoría masónica de la piedra en bruto; te recomendamos consultarla en este enlace: «¿Qué es la “Piedra en Bruto” en la masonería?».


De cualquier manera, vale la pena recordar que, la piedra en bruto es un elemento alegórico y simbólico de gran importancia no sólo para el primer grado, sino que acompañará al masón durante toda su carrera dentro de la orden.


La idea de la piedra en bruto es la de pensar que se trata de una representación simbólica de nosotros mismos; en una piedra en bruto (también conocida como Ashlar) encontramos una serie de imperfecciones, estas son representativas de nuestros vicios, producto de una vida sin consciencia sobre la virtud. Así, con ayuda de las herramientas del primer grado (y posteriores) podremos realizar un desbaste continuo de las imperfecciones que esta tiene.


El objetivo, es que, al finalizar nuestro periodo de aprendizaje, estemos en posibilidades de convertir esa obra en una versión mejorada, a la que conoceremos como «piedra pulida». La misión no es fácil y de hecho puede llevar toda la vida. Sin embargo, la idea es cobrar consciencia sobre nuestra obligación de convertirnos en mejores versiones de nosotros mismos; ese es el ideal masónico.


¿Qué significa el mazo en la masonería?


El martillo común es una herramienta que se utiliza de forma activa y continua. sin importar el grado en el que se trabaje. De hecho, el ideal masónico exige de sus iniciados el recuerdo constante del trabajo, pues se piensa que la labor no concluye nunca.


Es importante mencionar que las herramientas del aprendiz masón y, en general, las herramientas en la masonería son representaciones de elementos de albañilería y, como tales, su utilidad y simbolismo suelen estar «de la mano».


Los masones operativos (los constructores de la edad media) utilizaron el martillo o el mazo para el desbaste de la piedra en bruto; esto, con el objetivo de hacer una piedra perfecta para su uso en la construcción.


A nosotros, como Masones «especulativos», se nos enseña que somos al mismo tiempo, materia prima (la piedra en bruto), herramienta (el mazo) y obrero. Nosotros nos estamos deshaciendo de nuestros vicios y superfluidades mediante el ejercicio de nuestras herramientas. La enseñanza simbolizada por el Mazo debe practicarse activa y continuamente durante toda la vida para obtener el verdadero propósito que Dios tiene para nosotros.


El significado del mazo o del martillo en la masonería está relacionado con la fuerza; especialmente la fuerza de voluntad y la constancia que se deben emplear en todas las empresas y proyectos que comencemos.

 

Diferencia entre mazo y mallete.


El martillo o mazo es un elemento simbólico que tiene un significado aparejado al trabajo constante, mismo que debe ser una cualidad del iniciado que intenta perfeccionarse. Sin embargo, no debemos confundir el martillo o mazo con el mallete; esto ya que el significado es completamente distinto. Los malletes son utilizados dentro de los templos masónicos como un elemento de autoridad y como símbolo del poder de quienes dirigen las logias.


En la mayor parte de las logias del mundo, los tres oficiales principales (el Venerable Maestro, el Primer Vigilante y el Segundo Vigilante) son oficiales que portan malletes. Estos son usados como un medio para llamar la atención de los obreros mientras se desarrollan los trabajos en la logia masónica.

 

De esta manera, los oficiales no cumplen la función iniciática de desbastar la piedra en bruto como sí lo hacen los aprendices con la ayuda de su mazo o martillo. En resumen, no podemos confundirnos entre un martillo o mazo y un mallete masónico.


¿Qué es el cincel masónico?

El cincel masónico es una herramienta del grado de aprendiz que puede variar dependiendo de la jurisdicción masónica, la ubicación geográfica en la que nos encontremos y principalmente el ritual de referencia que se utilice. Un ejemplo claro de esto son los rituales que practican el Sistema Americano o Preston-Webb (mal llamado Rito York).


En estos rituales, el cincel no es considerado parte de las herramientas del grado de aprendiz. Sin embargo, en el Ritual de Emulación, constituye una parte fundamental de la enseñanza masónica. Tradicionalmente en los sistemas masónicos practicados en España y América latina, se ha seguido la tradición inglesa del Ritual de Emulación. Por lo que la mayoría de las logias considera que el cincel es una herramienta del aprendiz masón.


El significado del cincel masónico es uno relacionado con la aplicación correcta de la fuerza, de igual manera que ocurre con las analogías, si aplicamos fuerza desmedida o no dirigida a una obra, esta se romperá. Así ocurre también con nuestra piedra en bruto; si sólo utilizamos el martillo, no podemos modelar, simplemente destruimos, no desbastamos.


La enseñanza de esto es que la fuerza sin inteligencia conduce al caos, mientras que la inteligencia por sí misma sin la aplicación de la fuerza necesaria, carece de propósito. De esta manera, ambos, martillo y cincel, deben utilizarse en conjunto para golpear la obra que intentamos modelar.


¿Qué significa la regla de 24 pulgadas en masonería?


La regla de 24 pulgadas en la masonería juega un papel sumamente importante en el primer grado y en todos los grados posteriores. Este elemento simbólico está relacionado estrechamente con el aspecto simbólico y espiritual de nuestra orden.


Es importante recordar que la masonería surge durante la edad media en algún momento entre el siglo VI y el siglo XV; por aquellos años, los primeros constructores de las catedrales, los precursores de los gremios de construcción, eran los responsables de elevar dichas obras de arquitectura.


Estos gremios de construcción tenían una relación muy cercana con los aspectos espirituales, esto por encontrarse realizando obras sacras. Así, los masones encargados de la construcción de estos majestuosos templos, eran, al mismo tiempo, hombres de fe. En este sentido, la regla de 24 pulgadas es un recordatorio sobre los deberes de un Aprendiz Masón.


Estos deberes son el trabajo y la contemplación del creador. Son elementos cruciales que seguirán al masón durante toda su vida, y en general, a través de su carrera masónica; así que aquello de que la masonería no es espiritual o que está peleada con las cuestiones de Dios, son puras patrañas.


La regla de 24 pulgadas significa entonces una división de las horas del día y el uso que se le debe dar a ese tiempo. Así, 8 horas deben estar dedicadas al trabajo, 8 más a la contemplación y adoración de Dios y los 8 restantes al descanso.


¿El Mandil Masónico forma parte de las Herramientas del Aprendiz?


En términos generales no, aunque es importante matizar esta respuesta. Dependiendo de los «autores masónicos» que se consulten, podemos encontrar que algunos consideran al mandil masónico como una de las herramientas del aprendiz masón. Sin embargo, los rituales masónicos no lo contemplan así.


El mandil masónico es parte fundamental de la indumentaria del masón y reviste un significado por sí mismo. Este significado está relacionado con el trabajo constante; un esfuerzo sin descanso por intentar construir templos dedicados a la virtud.


La recomendación es que la información vertida en libros sobre masonería siempre sea contrastada con los rituales masónicos de referencia, sobre todo aquellos que tienen la aprobación de las grandes potencias masónicas del mundo, las Grandes Logias.


¿Los Guantes son Herramientas del Aprendiz Masón?


De igual manera que sucede con el mandil masónico, algunos autores y hasta hermanos son partidarios de mencionar que los guantes blancos revisten un significado relacionado con las herramientas del aprendiz masón.


Lo cierto, es que los guantes son un elemento añadido con posterioridad a la creación de los grados simbólicos. Esto ocurre a raíz de la evolución propia de la orden durante el siglo XIII.


Los masones tanto en Europa como en América, comenzaron a ser partidarios de complementar la indumentaria masónica con guantes blancos. De hecho, algunas jurisdicciones masónicas, acostumbran entregar dos pares de guantes a los recién iniciados, uno para su uso en logia y otros para una dama de su elección a manera de obsequio.


En resumen, no. Los guantes que portamos en las logias masónicas no están relacionados con las herramientas del aprendiz masón. Aunque sí forman parte importante de la indumentaria y elegancia propias de nuestra orden; por lo que recomendamos fervientemente su uso para complementar el atuendo.


Es indudable que las herramientas del grado de aprendiz son uno de los elementos más importantes de la instrucción masónica y deben acompañar a la formación del masón durante su formación durante su carrera masónica. No sería posible comprender nuestra institución sin estos elementos cruciales para el objetivo iniciático.


Nuestra tarea y la de todos los masones, será siempre la intención constante de desbastar nuestra piedra en bruto en búsqueda de reducir, en la medida de lo posible, las imperfecciones propias de nuestra naturaleza como humanos.

 

 

23 de junio de 2023

11 Problemas de la Masonería en México

 11 Problemas de la Masonería en México

Un análisis sobre la institución masónica en México

Mucho hemos hablado sobre la francmasonería en el mundo y muy poco se ha abordado sobre la masonería en los países latinoamericanos, especialmente en México. La masonería mexicana pasa por un momento de pasividad preocupante para muchos masones del país. En este artículo intentamos brindar algo de luz y abrir el canal de comunicación entre los masones de nuestra nación para generar no sólo debate, sino solución a los distintos problemas que enfrenta la orden masónica.

La Masonería en México no es igual que en el resto del mundo

Aunque la masonería es una sola institución a nivel mundial en cuanto a los principios fundamentales que la rigen, esta cambia en su forma práctica en todo el mundo. Los masones mexicanos llegamos a tener una serie de elementos característicos que no se observan en otras partes del mundo y que, damos por hecho que así funcionan en todas partes. Uno de los elementos característicos de la masonería mexicana es la tendencia que tienen algunos hermanos a enaltecer a figuras como Benito Juárez o Porfirio Díaz como miembros de la institución.

La masonería mexicana tiende a ser mucho más folklórica y llamativa, priorizando en el desarrollo de los trabajos la presentación de largos contenidos relacionados con el esoterismo, alquimia, filosofía y algunos destellos de saber humanísticos.

Aunque no todas las logias del país caen en la constante repetición de trabajos con este tipo de temáticas, son muchas las logias que convencen a sus miembros de que la verdad sobre la práctica masónica está en corrientes que rayan en lo inverosímil y hasta mágico.

Lo cierto, es que en el mundo, no se suelen ver este tipo de corrientes de pensamiento, pues en la masonería de países con mayor desarrollo, como Estados Unidos o Inglaterra, la masonería es un tanto más sobria. Este es uno de los elementos por los que buena parte de los masones mexicanos no recurren a la práctica de rituales de corte anglosajón para sus trabajos cotidianos y prefieren en su lugar a los rituales de corte francés como el Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

 Recomendación: Vale la pena voltear a las masonerías más añejas y estructuradas para adoptar lo que valga la pena rescatar. La masonería mexicana requiere de masones enterados de su entorno tanto local como internacional.

Muchos masones en México no saben qué tipo de masonería practican

Es muy común que en México lleguemos a escuchar la expresión: «nosotros somos del Rito Escocés». El problema originario de esa expresión obedece a muchos factores. La masonería mexicana ha tenido una evolución accidentada desde sus orígenes.

La masonería ve su entrada a nuestro país por distintas vías, principalmente desde los Estados Unidos y Cuba, ingresando por Veracruz, la Ciudad de México y algunos estados del norte, este cúmulo de elementos sumados con la visión tropical de México, dio como resultado una mezcla de ideologías y de rituales que terminó por establecer un sistema único en su tipo.

Durante la época de la reforma, la prohibición expresa de parte del congreso mexicano para la práctica de la masonería por conflictos entre los que se denominaron «yorkinos» y «escoceses» fue el punto de quiebre que hasta nuestros días seguimos padeciendo en las logias del país. Lo cierto, es que la masonería en sus primeros tres grados pertenece a la obediencia de las Grandes Logias y estas, a su vez, no prestan obediencia o subordinación a ningún «Rito», como lo puede ser el escocés o el Rito York.

A pesar de esta realidad, muchos masones siguen pensando que aquello que practican en sus logias es el Rito Escocés Antiguo y Aceptado o el Rito York. Lo cierto, es que los rituales simbólicos para el rito escocés y el sistema americano o Preston-Webb son formas temáticas «ad-hoc» con los esquemas de Ritos que se pueden practicar después del grado de maestro. Lo anterior entonces elimina la «pertenencia» a los ritos y habilita la práctica de rituales de estilo escocés o americano, entre otros.

Recomendación: Reconocer que nuestra masonería va más allá de un libro o una liturgia. El entendimiento de esto nos llevará a una masonería de mayor calidad.

 

Los masones mexicanos suelen rechazar los cambios

De la mano con el punto anterior, históricamente, en México no se toleran bien los cambios dentro de la masonería. El verdadero problema que esto representa es que muchas veces, las prácticas que ya están establecidas no van acorde con las formas de practicar masonería en el resto del mundo.

Este tipo de discrepancias llegan a confundir a más de un visitante de otras latitudes, crea confusión entre los masones mexicanos que visitan otras logias se convierten en malas prácticas que no son fáciles de erradicar.

Uno de los cambios a los que los masones mexicanos se resisten es a realizar revisiones periódicas a los rituales. Además de ser expedidas en exclusiva por las grandes logias. En este sentido, las logias de todo el mundo expiden sus rituales en exclusiva mediante servicios editoriales serios y trabajos de investigación y revisión completamente programados.

En México, es muy común visitar logias en las que se utilizan fotocopias de los rituales que han sido modificados por los miembros de ese taller para respetar «usos y costumbres» otro punto que debería ser altamente estudiado dentro de las logias mexicanas.

Recomendación: El cambio no siempre es un progreso, esto está claro. Sin embargo, reconocer los cambios viables y positivos e implementarlos en nuestras logias, es elemental. Adoptemos, adaptemos y aprendamos de otras masonerías.

 

La masonería en México aún está polarizada

El tema de la división entre escoceses y yorkinos aún se escucha en las logias mexicanas. Cada vez son menos los masones viejos que claman a los recién iniciados que su logia es escocesa o Yorkina y que, así debe ser. Además, existen prohibiciones en algunas logias para que sus miembros únicamente practiquen cierto tipo de masonería. El problema de estos masones es que coartan la libertad de cada miembro de practicar la francmasonería de manera integral.

Los supuestos «conflictos» que vivió la masonería durante la época de reforma y cuando las logias fungían como proto-partidos políticos ya no debería tener vigencia en nuestros días. Hoy, son muchos los masones que pertenecen a una obediencia, a otra o a ambas. Cada día es más común observar a masones que indistintamente pertenecen al Rito Escocés Antiguo y Aceptado y al Rito York. El problema entonces, radica en aquellos masones que, de nuevo, no están abiertos a la evolución al cambio y a la instrucción.

Recomendación: Abramos nuestro panorama y leamos sobre los motivos de nuestras prácticas. No todo tiempo pasado fue mejor y más vale que estemos dispuestos a aceptar esta cuestión si no queremos polarizar más a una masonería que está necesitada de unión.

Algunos masones mexicanos no están dispuestos a aprender más

Otro problema visible en nuestras logias es el fenómeno del «sabelotodo». Este es un personaje que lamentablemente se repite en las logias de todo el país y que mucho daño le genera a nuestra institución. Desafortunadamente, en nuestras logias, hay masones con muchos años de pertenencia a la institución y que no están dispuestos a poner en duda lo que, con los años, han aprendido en ella.

El conocimiento de nuestra institución ha evolucionado y como muestra el contenido de este blog. Y es que, la masonería contemporánea ya no depende de que un hermano viaje y traía un par de libros o de trabajos de una logia visitada. Hoy en día, si se desea acceder a algún contenido relacionado con la orden, es suficiente con realizar un par de consultas o redactar un correo electrónico en aras de obtener dicha información.

Esta realidad ha llevado a los masones más jóvenes a cuestionar una serie de elementos que, hasta hace algunos años no estaban sujetos a discusión. Desde la forma en la que se practica un ritual hasta el modo correcto de portar un mandil masónico.

Otro de los problemas centrales relacionados con la falta de disposición al aprendizaje, es justamente el tema de «las vacas sagradas». En México es muy común tener a miembros de muchos años que resultan intocables en sus criterios y que, desembocan en una tendencia a coartar el progreso de sus logias. Lo mejor en estos casos es abandonar las logias en las que no sea motivado el conocimiento y desafiado lo aprendido, pues esto va en contra de los principios más básicos de la masonería: La libertad de pensamiento.

Recomendación: No nos quedemos con lo que aprendemos en nuestros templos y en los clásicos libros como los 33 temas del aprendiz masón y similares.

Los masones mexicanos tienen una fijación con la regularidad y el reconocimiento

En nuestro artículo: Regularidad y Reconocimiento en la Masonería hemos explicado en qué consisten estos dos elementos y por qué es importante conocerlos. En este sentido, en México se vive una situación particular relacionada con ambos temas. Se vive una realidad repetitiva respecto del tema de la regularidad y la importancia que esta tiene con respecto del trato entre los hermanos, el problema es que no se sale de dicho tema y se sigue priorizando como si se tratara de una condición que per sé, mejorara la obediencia masónica que dice ser regular.

Las grandes logias tienden a repetir a los cuatro vientos que pertenecen a una confederación de grandes logias regulares, que tienen el reconocimiento de Inglaterra o que ya trabajan con hermanos de Estados Unidos. Lo anterior, como si se tratara de una condición que mejorara la calidad de los trabajos o que trajera beneficios tangibles para la institución que esas autoridades encabezan.

Lo cierto, es que muchas de las logias que claman tener una condición de regularidad o reconocimiento cuentan con muchos más problemas. Vemos logias con carencia de miembros, templos cayéndose, y hermanos acudiendo en jeans a los trabajos. La falta de seriedad y el constante «jaloneo» entre la regularidad y la irregularidad distraen a la masonería de los temas realmente importantes. Quizá una de las posturas debiera ser dignificar nuestros espacios, vestir adecuadamente para la ocasión, definir rituales con validez mundial y establecer relaciones fraternales entre las obediencias masónicas.

Recomendación: Prioricemos nuestra regularidad y reconocimiento, siempre cuidándonos de los excesos y las envidias. Los masones somos una gran familia universal. Y, aunque el orden y la legalidad son bases de nuestra institución, no podemos usarlas como monedas de cambio para el trato fraterno entre nosotros.

Los «usos y costumbres» amenazan a la masonería en México

Es común escuchar en las logias mexicanas la expresión «usos y costumbres» como si se tratara de un grupo originario al que se le debieran respetar sus tradiciones. El tema es que la masonería no es una institución con las características ni de un grupo étnico ni de un conglomerado originario que requiera esas cualidades. Si bien es cierto que la masonería es una organización con tradiciones centenarias, no siempre las costumbres masónicas están relacionadas con una razón real.

En algunas logias mexicanas se ha difundido la idea de que los llamados «usos y costumbres» son intocables. El problema de esta dinámica radica en que los masones repiten sistemáticamente lo que vieron durante su formación como aprendices o compañeros y, ahora como maestros consideran que son tradiciones invariables.

Los usos y costumbres no están peleados con la masonería, sin embargo, es importante cuidar los modos y aprender a diferenciar entre los usos y costumbres y las invenciones de algunos hermanos. Un ejemplo de usos y costumbres es, por ejemplo, que siempre se celebra el aniversario de una logia en el mes de septiembre. Mientras que un exceso o invención, podría ser: «la cámara de reflexiones debe estar siempre adornada de luz roja», por ejemplo.

Este tipo de prácticas pueden llevar no sólo a la confusión de los menos experimentados, sino a la atribución de significados inventados. En el ejemplo de la luz roja, un hermano necio de su «uso y costumbre» podrá inventar que esa luz es simbólica de la transmutación del alma (o cualquier otra tontería).

Recomendación: Es importante no dejarnos guiar por ese tipo de tendencias. Y, como siempre: «Dudad amigo mío, de todo lo que no vieres con vuestros propios ojos».

Los masones mexicanos confunden a la masonería con otras escuelas iniciáticas

Fue en Europa, principalmente en Francia durante los siglos XVII y XVIII que los rituales masónicos provenientes del Reino Unido comenzaron a modificarse. Las modificaciones planteadas por los franceses estaban influenciadas por una creciente ola de interés por las escuelas iniciáticas de oriente. Esta naciente inspiración terminó por impactar directamente en los rituales al grado de alterar el contenido original de los rituales ingleses hasta volverlos otra forma de masonería totalmente distinta.

Este fue el caldo de cultivo perfecto para insertar en los rituales de la época contenidos sobre ocultismo, rosacrucismo, gnosis, estudios egipcios y hasta alquimia. Como resultado, se crearon órdenes complementarias a los grados originarios (aprendiz, compañero y maestro masón). Estas órdenes o grados complementarios terminaron por viajar al nuevo continente y fueron las bases de lo que más tarde sería estructurado como el Rito Escocés Antiguo y Aceptado (grados 4 a 33).

Este sistema de grados volvió a Europa y propició una modificación a los tres primeros grados de la masonería para «armonizarlos» con esta nueva forma de masonería. Estos grados simbólicos nuevamente viajaron por el mundo; fue en Latinoamérica que estos tres grados fueron adoptados con más vigor hasta ser «tropicalizados» por los masones de la región.

De la mano con los puntos anteriores, en México se ha incentivado una creciente inclinación por mezclar a la masonería con otras escuelas de pensamiento. El problema de esta cuestión es que invariablemente caemos en los errores y en los excesos. Es cierto que la masonería tiene, en algunos grados, una fuerte influencia de otras corrientes de pensamiento. Lo anterior, producto de los cambios sociales e históricos que vivieron esos grados en el momento de su creación.

Aunque este proceso de inclusión de conocimientos diversos sobre varias escuelas iniciáticas no es nuevo, es importante tener cuidado. En México, es común encontrarse con hermanos que consideran que casi cualquier tema medianamente llamativo o relacionado con simbolismo es masonería. Y esto, es un error.

Es crítico valorar a conciencia esas tendencias que intentan meter en una licuadora todo el conocimiento para obtener una quimera masónica. La masonería mexicana vive un fenómeno triste en el que los hermanos desconocen el origen primigenio del conocimiento que se imparte en una logia masónica. En este sentido, vale la pena identificar que el fin último de la masonería es el crecimiento personal de sus miembros.

Recomendación: Comprendamos que la masonería no es magia, tarot, cábala u otras denominaciones. Así, por más que un hermano sea afín a estas tendencias, la masonería no tiene como fundamento a ninguna de estas escuelas iniciáticas; en palabras claras: No todo es masonería.

No existe la uniformidad en Vestimenta y Arreos masónicos

Una de las cuestiones más lamentables que experimenta la masonería mexicana es la falta de seriedad y uniformidad en cuanto a la vestimenta y paramentos. Para nadie es un secreto que en las logias masónicas el rigor por una vestimenta adecuada es cada vez más nulo. Masones de todo el país se toman fotografías con jeans o camisas a cuadros, con un mandil sin apenas forma y con nula presencia. Esto, además de deteriorar la imagen de una logia, tiende a generar una percepción de poca seriedad al exterior.

Y cuidado, es bien sabida la frase: «el hábito no hace al monje» y va sobrada en razón. Aunque la vestimenta de un masón pueda ser perfecta e impoluta, esta no garantiza que el masón sea un miembro valioso; por analogía entonces, una vestimenta decadente y unos paramentos lamentables, tampoco hacen a una persona ni buena ni mala para la institución. Por lo tanto, caemos en un pretexto para no vestirnos adecuadamente.

Muchos masones sólo visten de manera digna y uniformada en ceremonias especiales como las cenas de solsticio o los aniversarios de su logia. Esto es triste, puesto que parecería que los trabajos cotidianos de una logia no merecen el mismo cuidado y respeto que el resto de las sesiones del año. Este aspecto es digno de ser valorado y tomado en consideración para dignificar no sólo nuestros espacios, sino nuestra presencia.

Situación similar ocurre con los paramentos de las logias y las grandes logias. Lo anterior a raíz de vendedores y revendedores que no priorizan las medidas reglamentarias ni la simbología de cada sistema ritual.

Recomendación: Ante esta situación, lo mejor que podemos hacer es priorizar la compra de artículos masónicos en tiendas de calidad y con vendedores serios.

La masonería mexicana tiende a ser muy doméstica

Otro de los grandes retos que enfrenta la masonería mexicana es la resistencia de algunas logias en cuanto hace a la proyección internacional. Para algunos miembros de la institución masónica en México, no es importante cultivar los lazos fraternales en el extranjero. Esto, sumado a la poca uniformidad en los rituales practicados y a su diferencia respecto de los rituales del mundo, hacen complicada la interacción entre masonerías.

Abonando a este tema, algunos masones del país parten de la idea de que otras formas de practicar masonería pueden llegar a ser «nocivas» para su status quo; para este tipo de masones, la práctica de distintos rituales, la pertenencia de los hermanos a diversos ritos y otras variantes de globalización masónica, son «peligrosas». Lo cierto, es que mientras estos hermanos hacen campaña para conservar «intacta» su masonería, otros hermanos buscan el conocimiento en donde quiera que este se encuentre.

Adicionalmente, y gracias al fenómeno de la pandemia, la masonería mundial ha encontrado en las redes sociales un remanso para la difusión de la orden. Masones de todo el mundo han comenzado a cultivar una relación fraternal virtual gracias a este lamentable evento.

En México, muchos masones adoptaron esta oportunidad y la capitalizaron creando conferencias de difusión nacional e internacional. En otras palabras, aunque la masonería mexicana, tradicionalmente se ha internalizado; es justo mencionar, que en recientes fechas, se ha roto este paradigma y ha comenzado a abrirse al mundo.

Recomendación: No olvidemos que la masonería es una sola institución. Abramos nuestros ojos a la práctica global y no nos quedemos con la postura local. Hay mucho mundo por recorrer y muchas logias que visitar.

Los masones mexicanos viven de los personajes de antaño

Un tema crucial en la masonería mexicana ha sido la veneración de personajes famosos. Aunque se trata de una situación que se repite en todo el mundo, en México se ha convertido en un tema casi patológico. Ya lo mencionábamos en nuestra publicación: 11 Verdades sobre Benito Juárez y la Masonería; la masonería mexicana se ha convertido en el foro perfecto para el fanatismo en torno de figuras como Benito Juárez, Maximiliano, Porfirio Díaz y otros.

Y es que, aunque la masonería mundial aplaude por igual a estos personajes, no se vive de igual manera que en México.

El caso mexicano es uno en el que los hermanos hacen campaña con estas figuras usándolas como argumento para reclutar nuevos miembros. En otras palabras, no parten de la idea de que la masonería por sí misma tiene un valor; sino que intentan convencer a los prospectos con el argumento básico: «Es que Juárez fue masón». Una postura lamentable considerando que la masonería tiene mucho más que ofrecer que figuras relevantes.

Si sumamos a esto que muchas de estas figuras no fueron masones destacados, sino personajes históricos relevantes, la cosa se complica. Juárez, por ejemplo es un personaje histórico relevante para nuestra nación por lo realizado como presidente. Sin embargo, su carrera masónica está plagada de dudas. Muchos de los reconocimientos y grados que este personaje recibió, han sido postmortem; una prueba más de que los masones mexicanos se cuelgan de la fama de personajes para ganar «interés.»

Recomendación: Reconozcamos a nuestros personajes por su obra en el mundo profano y que descansen en paz. Hagamos nuestra propia historia, pues tenemos mucho más que ofrecer que las glorias del pasado.

Existen muchas prácticas dentro de la institución que pueden resultar criticables. Es importante señalar que esta publicación tiene como objetivo señalar para corregir. De nada sirve hacer evidente un problema si no se proponen alternativas. Y, aunque la masonería en México tiene complicaciones más severas, es importante reconocer que ganaríamos mucho si atendemos lo más elemental. Generar una masonería digna está en nosotros; optar por la internacionalización y la dignidad de nuestros espacios e indumentaria es un pequeño paso hacia el progreso de nuestra organización. Ojalá que esta publicación haya despertado la curiosidad de más de uno en torno a estos aspectos.