11 Problemas de la Masonería en México
Un análisis sobre la institución masónica en México
Mucho hemos hablado sobre
la francmasonería en el mundo y muy poco se ha abordado sobre la masonería en
los países latinoamericanos, especialmente en México. La masonería mexicana
pasa por un momento de pasividad preocupante para muchos masones del país. En
este artículo intentamos brindar algo de luz y abrir el canal de comunicación
entre los masones de nuestra nación para generar no sólo debate, sino solución
a los distintos problemas que enfrenta la orden masónica.
La Masonería en México no es igual que
en el resto del mundo
Aunque
la masonería es una sola institución a nivel mundial en cuanto a los principios
fundamentales que la rigen, esta cambia en su forma práctica en todo el mundo.
Los masones mexicanos llegamos a tener una serie de elementos característicos
que no se observan en otras partes del mundo y que, damos por hecho que así
funcionan en todas partes. Uno de los elementos característicos de la masonería
mexicana es la tendencia que tienen algunos hermanos a enaltecer a figuras como
Benito Juárez o Porfirio Díaz como miembros de la institución.
La
masonería mexicana tiende a ser mucho más folklórica y llamativa, priorizando
en el desarrollo de los trabajos la presentación de largos contenidos
relacionados con el esoterismo, alquimia, filosofía y algunos destellos de
saber humanísticos.
Aunque
no todas las logias del país caen en la constante repetición de trabajos con
este tipo de temáticas, son muchas las logias que convencen a sus miembros de
que la verdad sobre la práctica masónica está en corrientes que rayan en lo
inverosímil y hasta mágico.
Lo cierto, es que
en el mundo, no se suelen ver este tipo de corrientes de pensamiento, pues en
la masonería de países con mayor desarrollo, como Estados Unidos o Inglaterra,
la masonería es un tanto más sobria. Este es uno de los elementos por los que
buena parte de los masones mexicanos no recurren a la práctica de rituales de
corte anglosajón para sus trabajos cotidianos y prefieren en su lugar a los
rituales de corte francés como el Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
Muchos masones en México no saben qué
tipo de masonería practican
Es
muy común que en México lleguemos a escuchar la expresión: «nosotros somos del
Rito Escocés». El problema originario de esa expresión obedece a muchos
factores. La masonería mexicana ha tenido una evolución accidentada desde sus
orígenes.
La
masonería ve su entrada a nuestro país por distintas vías, principalmente desde
los Estados Unidos y Cuba, ingresando por Veracruz, la Ciudad de México y
algunos estados del norte, este cúmulo de elementos sumados con la visión
tropical de México, dio como resultado una mezcla de ideologías y de rituales
que terminó por establecer un sistema único en su tipo.
Durante la época de
la reforma, la prohibición expresa de parte del congreso mexicano para la
práctica de la masonería por conflictos entre los que se denominaron «yorkinos»
y «escoceses» fue el punto de quiebre que hasta nuestros días seguimos
padeciendo en las logias del país. Lo cierto, es que la masonería en sus
primeros tres grados pertenece a la obediencia de las Grandes Logias y estas, a
su vez, no prestan obediencia o subordinación a ningún «Rito», como lo puede
ser el escocés o el Rito York.
A
pesar de esta realidad, muchos masones siguen pensando que aquello que
practican en sus logias es el Rito Escocés Antiguo y Aceptado o el Rito York.
Lo cierto, es que los rituales simbólicos para el rito escocés y el sistema
americano o Preston-Webb son formas temáticas «ad-hoc» con los esquemas de
Ritos que se pueden practicar después del grado de maestro. Lo anterior
entonces elimina la «pertenencia» a los ritos y habilita la práctica de
rituales de estilo escocés o americano, entre otros.
Recomendación: Reconocer que
nuestra masonería va más allá de un libro o una liturgia. El entendimiento de
esto nos llevará a una masonería de mayor calidad.
Los masones mexicanos suelen rechazar
los cambios
De
la mano con el punto anterior, históricamente, en México no se toleran bien los
cambios dentro de la masonería. El verdadero problema que esto representa es
que muchas veces, las prácticas que ya están establecidas no van acorde con las
formas de practicar masonería en el resto del mundo.
Este
tipo de discrepancias llegan a confundir a más de un visitante de otras
latitudes, crea confusión entre los masones mexicanos que visitan otras logias
se convierten en malas prácticas que no son fáciles de erradicar.
Uno
de los cambios a los que los masones mexicanos se resisten es a realizar
revisiones periódicas a los rituales. Además de ser expedidas en exclusiva por
las grandes logias. En este sentido, las logias de todo el mundo expiden sus
rituales en exclusiva mediante servicios editoriales serios y trabajos de
investigación y revisión completamente programados.
En
México, es muy común visitar logias en las que se utilizan fotocopias de los
rituales que han sido modificados por los miembros de ese taller para respetar
«usos y costumbres» otro punto que debería ser altamente estudiado dentro de
las logias mexicanas.
Recomendación: El cambio no
siempre es un progreso, esto está claro. Sin embargo, reconocer los cambios
viables y positivos e implementarlos en nuestras logias, es elemental.
Adoptemos, adaptemos y aprendamos de otras masonerías.
La masonería en México aún está
polarizada
El tema de la
división entre escoceses y yorkinos aún se escucha en las logias mexicanas.
Cada vez son menos los masones viejos que claman a los recién iniciados que su
logia es escocesa o Yorkina y que, así debe ser. Además, existen prohibiciones
en algunas logias para que sus miembros únicamente practiquen cierto tipo de
masonería. El problema de estos masones es que coartan la libertad de cada
miembro de practicar la francmasonería de manera integral.
Los
supuestos «conflictos» que vivió la masonería durante la época de reforma y
cuando las logias fungían como proto-partidos políticos ya no debería tener
vigencia en nuestros días. Hoy, son muchos los masones que pertenecen a una
obediencia, a otra o a ambas. Cada día es más común observar a masones que
indistintamente pertenecen al Rito Escocés Antiguo y Aceptado y al Rito York.
El problema entonces, radica en aquellos masones que, de nuevo, no están
abiertos a la evolución al cambio y a la instrucción.
Recomendación: Abramos
nuestro panorama y leamos sobre los motivos de nuestras prácticas. No todo
tiempo pasado fue mejor y más vale que estemos dispuestos a aceptar esta
cuestión si no queremos polarizar más a una masonería que está necesitada de
unión.
Algunos masones
mexicanos no están dispuestos a aprender más
Otro
problema visible en nuestras logias es el fenómeno del «sabelotodo». Este es un
personaje que lamentablemente se repite en las logias de todo el país y que
mucho daño le genera a nuestra institución. Desafortunadamente, en nuestras
logias, hay masones con muchos años de pertenencia a la institución y que no
están dispuestos a poner en duda lo que, con los años, han aprendido en ella.
El
conocimiento de nuestra institución ha evolucionado y como muestra el contenido
de este blog. Y es que, la masonería contemporánea ya no depende de que un
hermano viaje y traía un par de libros o de trabajos de una logia visitada. Hoy
en día, si se desea acceder a algún contenido relacionado con la orden, es
suficiente con realizar un par de consultas o redactar un correo electrónico en
aras de obtener dicha información.
Esta
realidad ha llevado a los masones más jóvenes a cuestionar una serie de
elementos que, hasta hace algunos años no estaban sujetos a discusión. Desde la
forma en la que se practica un ritual hasta el modo correcto de portar un
mandil masónico.
Otro
de los problemas centrales relacionados con la falta de disposición al
aprendizaje, es justamente el tema de «las vacas sagradas». En México es muy
común tener a miembros de muchos años que resultan intocables en sus criterios
y que, desembocan en una tendencia a coartar el progreso de sus logias. Lo
mejor en estos casos es abandonar las logias en las que no sea motivado el
conocimiento y desafiado lo aprendido, pues esto va en contra de los principios
más básicos de la masonería: La libertad de pensamiento.
Recomendación: No nos
quedemos con lo que aprendemos en nuestros templos y en los clásicos libros
como los 33 temas del aprendiz masón y similares.
Los masones mexicanos tienen una
fijación con la regularidad y el reconocimiento
En nuestro
artículo: Regularidad y Reconocimiento en la Masonería hemos
explicado en qué consisten estos dos elementos y por qué es importante
conocerlos. En este sentido, en México se vive una situación particular
relacionada con ambos temas. Se vive una realidad repetitiva respecto del tema
de la regularidad y la importancia que esta tiene con respecto del trato entre
los hermanos, el problema es que no se sale de dicho tema y se sigue
priorizando como si se tratara de una condición que per sé, mejorara la
obediencia masónica que dice ser regular.
Las
grandes logias tienden a repetir a los cuatro vientos que pertenecen a una
confederación de grandes logias regulares, que tienen el reconocimiento de
Inglaterra o que ya trabajan con hermanos de Estados Unidos. Lo anterior, como
si se tratara de una condición que mejorara la calidad de los trabajos o que
trajera beneficios tangibles para la institución que esas autoridades encabezan.
Lo
cierto, es que muchas de las logias que claman tener una condición de
regularidad o reconocimiento cuentan con muchos más problemas. Vemos logias con
carencia de miembros, templos cayéndose, y hermanos acudiendo en jeans a los
trabajos. La falta de seriedad y el constante «jaloneo» entre la regularidad y
la irregularidad distraen a la masonería de los temas realmente importantes.
Quizá una de las posturas debiera ser dignificar nuestros espacios, vestir
adecuadamente para la ocasión, definir rituales con validez mundial y
establecer relaciones fraternales entre las obediencias masónicas.
Recomendación: Prioricemos
nuestra regularidad y reconocimiento, siempre cuidándonos de los excesos y las
envidias. Los masones somos una gran familia universal. Y, aunque el orden y la
legalidad son bases de nuestra institución, no podemos usarlas como monedas de
cambio para el trato fraterno entre nosotros.
Los «usos y costumbres» amenazan a la
masonería en México
Es
común escuchar en las logias mexicanas la expresión «usos y costumbres» como si
se tratara de un grupo originario al que se le debieran respetar sus
tradiciones. El tema es que la masonería no es una institución con las
características ni de un grupo étnico ni de un conglomerado originario que
requiera esas cualidades. Si bien es cierto que la masonería es una
organización con tradiciones centenarias, no siempre las costumbres masónicas
están relacionadas con una razón real.
En
algunas logias mexicanas se ha difundido la idea de que los llamados «usos y costumbres»
son intocables. El problema de esta dinámica radica en que los masones repiten
sistemáticamente lo que vieron durante su formación como aprendices o
compañeros y, ahora como maestros consideran que son tradiciones invariables.
Los
usos y costumbres no están peleados con la masonería, sin embargo, es
importante cuidar los modos y aprender a diferenciar entre los usos y
costumbres y las invenciones de algunos hermanos. Un ejemplo de usos y
costumbres es, por ejemplo, que siempre se celebra el aniversario de una logia
en el mes de septiembre. Mientras que un exceso o invención, podría ser: «la
cámara de reflexiones debe estar siempre adornada de luz roja», por ejemplo.
Este
tipo de prácticas pueden llevar no sólo a la confusión de los menos experimentados,
sino a la atribución de significados inventados. En el ejemplo de la luz roja,
un hermano necio de su «uso y costumbre» podrá inventar que esa luz es
simbólica de la transmutación del alma (o cualquier otra tontería).
Recomendación: Es importante
no dejarnos guiar por ese tipo de tendencias. Y, como siempre: «Dudad amigo
mío, de todo lo que no vieres con vuestros propios ojos».
Los masones mexicanos confunden a la
masonería con otras escuelas iniciáticas
Fue
en Europa, principalmente en Francia durante los siglos XVII y XVIII que los
rituales masónicos provenientes del Reino Unido comenzaron a modificarse. Las
modificaciones planteadas por los franceses estaban influenciadas por una
creciente ola de interés por las escuelas iniciáticas de oriente. Esta naciente
inspiración terminó por impactar directamente en los rituales al grado de
alterar el contenido original de los rituales ingleses hasta volverlos otra
forma de masonería totalmente distinta.
Este fue el caldo
de cultivo perfecto para insertar en los rituales de la época contenidos sobre
ocultismo, rosacrucismo, gnosis, estudios egipcios y hasta alquimia. Como
resultado, se crearon órdenes complementarias a los grados originarios
(aprendiz, compañero y maestro masón). Estas órdenes o grados complementarios
terminaron por viajar al nuevo continente y fueron las bases de lo que más
tarde sería estructurado como el Rito Escocés Antiguo y Aceptado (grados
4 a 33).
Este sistema de grados volvió a Europa y propició una modificación a los tres primeros grados de la masonería para «armonizarlos» con esta nueva forma de masonería. Estos grados simbólicos nuevamente viajaron por el mundo; fue en Latinoamérica que estos tres grados fueron adoptados con más vigor hasta ser «tropicalizados» por los masones de la región.
De
la mano con los puntos anteriores, en México se ha incentivado una creciente
inclinación por mezclar a la masonería con otras escuelas de pensamiento. El
problema de esta cuestión es que invariablemente caemos en los errores y en los
excesos. Es cierto que la masonería tiene, en algunos grados, una fuerte
influencia de otras corrientes de pensamiento. Lo anterior, producto de los
cambios sociales e históricos que vivieron esos grados en el momento de su
creación.
Aunque
este proceso de inclusión de conocimientos diversos sobre varias escuelas
iniciáticas no es nuevo, es importante tener cuidado. En México, es común
encontrarse con hermanos que consideran que casi cualquier tema medianamente
llamativo o relacionado con simbolismo es masonería. Y esto, es un error.
Es
crítico valorar a conciencia esas tendencias que intentan meter en una
licuadora todo el conocimiento para obtener una quimera masónica. La masonería
mexicana vive un fenómeno triste en el que los hermanos desconocen el origen
primigenio del conocimiento que se imparte en una logia masónica. En este
sentido, vale la pena identificar que el fin último de la masonería es el
crecimiento personal de sus miembros.
Recomendación: Comprendamos
que la masonería no es magia, tarot, cábala u otras denominaciones. Así, por
más que un hermano sea afín a estas tendencias, la masonería no tiene como
fundamento a ninguna de estas escuelas iniciáticas; en palabras claras: No todo
es masonería.
No existe la uniformidad en Vestimenta
y Arreos masónicos
Una
de las cuestiones más lamentables que experimenta la masonería mexicana es la
falta de seriedad y uniformidad en cuanto a la vestimenta y paramentos. Para
nadie es un secreto que en las logias masónicas el rigor por una vestimenta
adecuada es cada vez más nulo. Masones de todo el país se toman fotografías con
jeans o camisas a cuadros, con un mandil sin apenas forma y con nula presencia.
Esto, además de deteriorar la imagen de una logia, tiende a generar una
percepción de poca seriedad al exterior.
Y
cuidado, es bien sabida la frase: «el hábito no hace al monje» y va sobrada en
razón. Aunque la vestimenta de un masón pueda ser perfecta e impoluta, esta no
garantiza que el masón sea un miembro valioso; por analogía entonces, una
vestimenta decadente y unos paramentos lamentables, tampoco hacen a una persona
ni buena ni mala para la institución. Por lo tanto, caemos en un pretexto para
no vestirnos adecuadamente.
Muchos
masones sólo visten de manera digna y uniformada en ceremonias especiales como
las cenas de solsticio o los aniversarios de su logia. Esto es triste, puesto
que parecería que los trabajos cotidianos de una logia no merecen el mismo
cuidado y respeto que el resto de las sesiones del año. Este aspecto es digno
de ser valorado y tomado en consideración para dignificar no sólo nuestros
espacios, sino nuestra presencia.
Situación
similar ocurre con los paramentos de las logias y las grandes logias. Lo
anterior a raíz de vendedores y revendedores que no priorizan las medidas
reglamentarias ni la simbología de cada sistema ritual.
Recomendación: Ante esta
situación, lo mejor que podemos hacer es priorizar la compra de artículos
masónicos en tiendas de calidad y con vendedores serios.
La masonería mexicana tiende a ser muy
doméstica
Otro
de los grandes retos que enfrenta la masonería mexicana es la resistencia de
algunas logias en cuanto hace a la proyección internacional. Para algunos
miembros de la institución masónica en México, no es importante cultivar los
lazos fraternales en el extranjero. Esto, sumado a la poca uniformidad en los
rituales practicados y a su diferencia respecto de los rituales del mundo,
hacen complicada la interacción entre masonerías.
Abonando
a este tema, algunos masones del país parten de la idea de que otras formas de
practicar masonería pueden llegar a ser «nocivas» para su status quo; para este
tipo de masones, la práctica de distintos rituales, la pertenencia de los
hermanos a diversos ritos y otras variantes de globalización masónica, son
«peligrosas». Lo cierto, es que mientras estos hermanos hacen campaña para
conservar «intacta» su masonería, otros hermanos buscan el conocimiento en
donde quiera que este se encuentre.
Adicionalmente,
y gracias al fenómeno de la pandemia, la masonería mundial ha encontrado en las
redes sociales un remanso para la difusión de la orden. Masones de todo el
mundo han comenzado a cultivar una relación fraternal virtual gracias a este
lamentable evento.
En
México, muchos masones adoptaron esta oportunidad y la capitalizaron creando
conferencias de difusión nacional e internacional. En otras palabras, aunque la
masonería mexicana, tradicionalmente se ha internalizado; es justo mencionar,
que en recientes fechas, se ha roto este paradigma y ha comenzado a abrirse al
mundo.
Recomendación: No olvidemos
que la masonería es una sola institución. Abramos nuestros ojos a la práctica
global y no nos quedemos con la postura local. Hay mucho mundo por recorrer y
muchas logias que visitar.
Los masones mexicanos viven de los
personajes de antaño
Un tema crucial en
la masonería mexicana ha sido la veneración de personajes famosos. Aunque se
trata de una situación que se repite en todo el mundo, en México se ha
convertido en un tema casi patológico. Ya lo mencionábamos en nuestra
publicación: 11 Verdades sobre Benito Juárez y la Masonería; la masonería
mexicana se ha convertido en el foro perfecto para el fanatismo en torno de
figuras como Benito Juárez, Maximiliano, Porfirio Díaz y otros.
Y es que, aunque la
masonería mundial aplaude por igual a estos personajes, no se vive de igual
manera que en México.
El caso mexicano es
uno en el que los hermanos hacen campaña con estas figuras usándolas como
argumento para reclutar nuevos miembros. En otras palabras, no parten de la
idea de que la masonería por sí misma tiene un valor; sino que intentan
convencer a los prospectos con el argumento básico: «Es que Juárez fue masón». Una postura lamentable considerando
que la masonería tiene mucho más que ofrecer que figuras relevantes.
Si
sumamos a esto que muchas de estas figuras no fueron masones destacados, sino
personajes históricos relevantes, la cosa se complica. Juárez, por ejemplo es
un personaje histórico relevante para nuestra nación por lo realizado como
presidente. Sin embargo, su carrera masónica está plagada de dudas. Muchos de
los reconocimientos y grados que este personaje recibió, han sido postmortem;
una prueba más de que los masones mexicanos se cuelgan de la fama de personajes
para ganar «interés.»
Recomendación: Reconozcamos
a nuestros personajes por su obra en el mundo profano y que descansen en paz.
Hagamos nuestra propia historia, pues tenemos mucho más que ofrecer que las
glorias del pasado.
Existen muchas
prácticas dentro de la institución que pueden resultar criticables. Es
importante señalar que esta publicación tiene como objetivo señalar para
corregir. De nada sirve hacer evidente un problema si no se proponen
alternativas. Y, aunque la masonería en México tiene complicaciones más
severas, es importante reconocer que ganaríamos mucho si atendemos lo más
elemental. Generar una masonería digna está en nosotros; optar por la
internacionalización y la dignidad de nuestros espacios e indumentaria es un
pequeño paso hacia el progreso de nuestra organización. Ojalá que esta
publicación haya despertado la curiosidad de más de uno en torno a estos
aspectos.
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