La edad simbólica
En
cuanto a la interpretación de la edad simbólica; y representación del número
tres en el simbolismo masónico es enorme su implicación; en el Primer Grado en
la masonería todo gira alrededor del número tres.
Desde nuestra
iniciación y en cada movimiento dentro de nuestro taller podemos observar el número
tres, las tres luces del taller, las tres joyas que lo decoran, los tres pasos
del aprendiz, los tres años del aprendiz y sería redundante referirnos al número
tres en este momento; el número tres en la masonería no es un concepto ni
numérico ni cuantitativo sino más bien filosófico mágico y espiritual; a la vez
fuente de inspiración interpretativa en muchos de los principios fundamentales
de nuestra orden.
Me voy
a referir a los tres grados Simbólicos de la Masonería: El aprendiz, el
compañero y el maestro.
Estos grados
debe tener en cuenta el aprendiz; que guarda relación estrecha con el avance
mismo dentro de nuestra orden, al desarrollo de sus trabajos y a la adquisición
propia del conocimiento interno. El que lo llevará a la madurez como ser
humano. La edad de un Masón equivale a preguntarle su grado simbólico: el
aprendiz, albañil u obrero; el compañero, oficial o constructor; y el maestro;
patrón o arquitecto.
En la obra de
Sófocles «Edipo Rey»; relata el escritor que Edipo encontrase frente a la
Esfinge y ante la gran interrogante que hasta ese momento no era resuelta:
¿cuál es el animal que por la mañana tiene cuatro pies, dos al mediodía y tres
en la tarde? Edipo que deseaba la gloria más que nada dio respuesta al misterio
de la Esfinge diciendo que era «el Hombre»; pues en su infancia anda sobre sus
manos y sus pies; cuando crece solamente sobre sus pies y en su vejez ayudándose
de un bastón como si fuera un tercer pie.
Aquí
podemos darnos cuenta las tres edades del hombre que no son más que el reflejo
de la evolución a lo largo de la vida.
Tenemos al
niño que tiene que aprender a hablar, tiene que aprender a caminar y tiene que
ser obediente con los mayores; al igual que el aprendiz en el taller tiene que
trabajar; obedecer y callar.
La primera
edad del hombre se caracteriza porque aprendemos a hablar; y es precisamente
que el hombre aprende a hablar por imitación desde los primeros fonemas como
pa, ma y da; hasta poco a poco empezar a articular palabras. Asimismo, el
infante tiene que aprender a caminar, a tener equilibrio en sus dos pies; a
incorporarse de a poco y dar pasos firmes.
Al aprendiz se
le enseña la marcha de los tres pasos haciendo referencia precisamente a esos
primeros años de vida en donde hay que aprender a desplazarse dentro de la
logia y a caminar con paso firme buscando equilibrio buscando siempre el
«oriente»; ya que el periodo de aprendizaje es precisamente el periodo de
«orientación» de parte de los HH:. Mayores.
Si bien
la Edad en el hombre se refiere al tiempo de vida desde el nacimiento pues ya
en el vientre materno el embarazo se divide en tres trimestres.
En el primer
trimestre se nos denomina embriones. Es aquí en donde se forman los órganos
aparatos y sistemas; desde el momento mismo de la fecundación se producen
células en cada instante haciendo de este nuevo ser poco a poco una nueva vida.
Al final del
primer trimestre y empezando el segundo aparece un órgano llamado la placenta
transformado a este embrión en un feto; el cual deberá madurar aquellos órganos
y sistemas que formo. Al final del tercer trimestre este feto ya está casi
listo para nacer.
Sin embargo; aún
le falta crecer y madurar un órgano importante que son los pulmones que lo
harán valerse por sí mismo en el mundo exterior para respirar
independientemente.
Analógicamente
ese aprendiz es como un embrión en plena formación que posteriormente tendrá
que madurar como compañero y llegar a ser un ser mejorado como Maestro.
En la
segunda edad del hombre cuando deja de ser un infante se desarrollan otras
facultades como el pensamiento, la inteligencia y la razón.
Aquí es ya un
compañero que se llenará de experiencia su edad y sus características lo
llevarán a tomar decisiones con Prudencia; discreción y serenidad. Al madurar
en la siguiente edad el hombre está listo para impartir instrucción; es ya un maestro.
De igual
manera siempre se le recuerda al aprendiz que es precisamente esos tres años
los que son las edades del hombre y que es menester no solo evolucionar en
dichas etapas sino alcanzar la madurez física e intelectual para lograr
sociedades más justas.
Asimismo, una
parte importante en el perfeccionamiento del ser es aprender a dominar el
instinto con el cual nacemos todos los seres humanos. Sin embargo, los animales
también poseen instintos; debemos diferenciarnos de ellos pues gracias al don
de la inteligencia; al dominar la parte instintiva del cuerpo cada vez
aparecerá el conocimiento y la sabiduría.
Es por ello
que cuando hablamos del instinto nos referimos a la parte material del hombre;
y cuando obramos con inteligencia nos acercamos a nuestra parte espiritual; a
esa transformación que nos llevará a comprender esa triple alianza que tiene
nuestro ser que es el cuerpo; el alma y la vida.