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20 de enero de 2023

La edad simbólica



La edad simbólica

 

En cuanto a la interpretación de la edad simbólica; y representación del número tres en el simbolismo masónico es enorme su implicación; en el Primer Grado en la masonería todo gira alrededor del número tres.

Desde nuestra iniciación y en cada movimiento dentro de nuestro taller podemos observar el número tres, las tres luces del taller, las tres joyas que lo decoran, los tres pasos del aprendiz, los tres años del aprendiz y sería redundante referirnos al número tres en este momento; el número tres en la masonería no es un concepto ni numérico ni cuantitativo sino más bien filosófico mágico y espiritual; a la vez fuente de inspiración interpretativa en muchos de los principios fundamentales de nuestra orden.

Me voy a referir a los tres grados Simbólicos de la Masonería: El aprendiz, el compañero y el maestro.

Estos grados debe tener en cuenta el aprendiz; que guarda relación estrecha con el avance mismo dentro de nuestra orden, al desarrollo de sus trabajos y a la adquisición propia del conocimiento interno. El que lo llevará a la madurez como ser humano. La edad de un Masón equivale a preguntarle su grado simbólico: el aprendiz, albañil u obrero; el compañero, oficial o constructor; y el maestro; patrón o arquitecto.

En la obra de Sófocles «Edipo Rey»; relata el escritor que Edipo encontrase frente a la Esfinge y ante la gran interrogante que hasta ese momento no era resuelta: ¿cuál es el animal que por la mañana tiene cuatro pies, dos al mediodía y tres en la tarde? Edipo que deseaba la gloria más que nada dio respuesta al misterio de la Esfinge diciendo que era «el Hombre»; pues en su infancia anda sobre sus manos y sus pies; cuando crece solamente sobre sus pies y en su vejez ayudándose de un bastón como si fuera un tercer pie.

Aquí podemos darnos cuenta las tres edades del hombre que no son más que el reflejo de la evolución a lo largo de la vida.

Tenemos al niño que tiene que aprender a hablar, tiene que aprender a caminar y tiene que ser obediente con los mayores; al igual que el aprendiz en el taller tiene que trabajar; obedecer y callar.

La primera edad del hombre se caracteriza porque aprendemos a hablar; y es precisamente que el hombre aprende a hablar por imitación desde los primeros fonemas como pa, ma y da; hasta poco a poco empezar a articular palabras. Asimismo, el infante tiene que aprender a caminar, a tener equilibrio en sus dos pies; a incorporarse de a poco y dar pasos firmes.

Al aprendiz se le enseña la marcha de los tres pasos haciendo referencia precisamente a esos primeros años de vida en donde hay que aprender a desplazarse dentro de la logia y a caminar con paso firme buscando equilibrio buscando siempre el «oriente»; ya que el periodo de aprendizaje es precisamente el periodo de «orientación» de parte de los HH:. Mayores.

Si bien la Edad en el hombre se refiere al tiempo de vida desde el nacimiento pues ya en el vientre materno el embarazo se divide en tres trimestres.

En el primer trimestre se nos denomina embriones. Es aquí en donde se forman los órganos aparatos y sistemas; desde el momento mismo de la fecundación se producen células en cada instante haciendo de este nuevo ser poco a poco una nueva vida.

Al final del primer trimestre y empezando el segundo aparece un órgano llamado la placenta transformado a este embrión en un feto; el cual deberá madurar aquellos órganos y sistemas que formo. Al final del tercer trimestre este feto ya está casi listo para nacer.

Sin embargo; aún le falta crecer y madurar un órgano importante que son los pulmones que lo harán valerse por sí mismo en el mundo exterior para respirar independientemente.

Analógicamente ese aprendiz es como un embrión en plena formación que posteriormente tendrá que madurar como compañero y llegar a ser un ser mejorado como Maestro.

En la segunda edad del hombre cuando deja de ser un infante se desarrollan otras facultades como el pensamiento, la inteligencia y la razón.

Aquí es ya un compañero que se llenará de experiencia su edad y sus características lo llevarán a tomar decisiones con Prudencia; discreción y serenidad. Al madurar en la siguiente edad el hombre está listo para impartir instrucción; es ya un maestro.

De igual manera siempre se le recuerda al aprendiz que es precisamente esos tres años los que son las edades del hombre y que es menester no solo evolucionar en dichas etapas sino alcanzar la madurez física e intelectual para lograr sociedades más justas.

Asimismo, una parte importante en el perfeccionamiento del ser es aprender a dominar el instinto con el cual nacemos todos los seres humanos. Sin embargo, los animales también poseen instintos; debemos diferenciarnos de ellos pues gracias al don de la inteligencia; al dominar la parte instintiva del cuerpo cada vez aparecerá el conocimiento y la sabiduría.

Es por ello que cuando hablamos del instinto nos referimos a la parte material del hombre; y cuando obramos con inteligencia nos acercamos a nuestra parte espiritual; a esa transformación que nos llevará a comprender esa triple alianza que tiene nuestro ser que es el cuerpo; el alma y la vida.


17 de enero de 2023

Los librepensadores ante la oclocracia


Los librepensadores ante la oclocracia

Autor: Ovidio Aguilar Meza

Existen diferentes formas de acabar y “matar” a una democracia. Entre las más comunes y conocidas, se encuentran, la realización de un Golpe de Estado, la instauración de una dictadura, de un fascismo, un comunismo, un totalitarismo, entre otros.

 De igual forma, la práctica de métodos antidemocráticos por parte de quienes ejercen el poder, aun habiendo sido elegidos democráticamente, son también maneras de acabar con un sistema político elegido por el pueblo y para el pueblo. Considerándose pueblo, como el universo   de personas que conforman a una nación sin distinción de clase social, ideología, credo, sexo, contrario al uso populista para identificar a un segmento de la población de escasos recursos. Ya que todos, absolutamente todos los habitantes de una nación, son pueblo…son ciudadanos.

No obstante, el más nefasto de estos métodos, el más peligroso y desconocido como tal, es el de implementar procesos sistemáticos para generar una “Oclocracia”.

La “Oclocracia” en la filosofía y política Aristotélica, era considerada como la degradación paulatina de la democracia, mediante un gobernante demagogo, llamado “oclócrata”; que ejercía el poder en nombre de una muchedumbre movida por sentimientos y decisiones emocionales, que a través de la historia, estos personajes han tenido la habilidad y capacidad intuitivas de captar esa circunstancia, las necesidades y ansiedades de las masas, a la que le hacen creer y sentir que a través de su persona, ejercen el poder para defender sus derechos, degradando así lentamente la democracia, mediante un proceso programado y sostenido, socavando sus valores uno a uno, mimetizado en acciones llevadas a cabo de manera casi imperceptible. 

De esta manera, se van disminuyendo paulatinamente los signos vitales que mantienen viva la democracia sin que esa masa de población se dé cuenta, ya que su fe ciega en el oclócrata, le hace pensar que todo está siendo realizado por y para su bienestar, no importa lo que haga, siempre estará bien hecho; mientras que el sistema va falleciendo lentamente, como langosta en el agua hirviendo que ignora que la están matando, hasta que muere sin saberlo. Así actúa la oclocracia de manera soterrada

Pero lo más nefasto del oclócrata, es que él lo sabe, él es el autor intelectual y material, él conoce los resultados al lograr permear la mente y el espíritu democrático de quienes son su objetivo, logrando quebrantar su voluntad, su percepción de lo que es verdaderamente un sistema democrático, muriendo moralmente sin saberlo, como la langosta.

Ante escenarios de esta índole, ante violaciones de derechos inalienables del ciudadano y el evidente quebrantamiento público de los valores democráticos, ante la nulidad de estados de derecho, históricamente se ha levantado la voz de individuos formados por y para la libertad, hombres libres practicantes de virtudes morales, que se convierten en muro de contención a las acciones despóticas de gobernantes en detrimento de la sociedad.  Son los librepensadores, quienes emergieron inicialmente como opositores al fanatismo religioso y al dogmatismo, que nubla al discernimiento libre.

No eran ateos, posiblemente deístas, creyentes de un Ser Supremo, pero en búsqueda de la Verdad a través de la razón, no a través de la revelación. Miles fueron los perseguidos y quemados vivos en hogueras en nombre de Dios por la Santa Inquisición, como el ícono librepensador, Giordano Bruno.

Esta condición del librepensamiento fue migrando en la línea del tiempo hacia la filosofía en hombres como Voltaire, Diderot, Rousseau, D`Alembert, Montesquieu, John Locke y cientos más con postulados dirigidos al ámbito de la ciencia social, del cual nacen los movimientos sociales, políticos y filosóficos más importantes del mundo occidental: el Renacimiento, el Humanismo, la Ilustración, la Revolución Francesa, y por qué no decirlo, la Independencia de América, así como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, instrumento por excelencia de la humanidad.

Todos ellos estuvieron fundamentados ideológicamente en la libertad del pensamiento trasladado a las libertades ciudadanas, hasta llegar al pensamiento político de nuestros días.

En otras palabras, ser librepensador político no se trata de elegir libremente a algún sistema político, pues sería libre albedrío. Se trata de un estado de conciencia caracterizado por mantener una posición y actitud política que defienda las libertades del ser humano en todas sus acepciones y ante todas las instancias. Oponerse a todo sistema o régimen que tienda a conculcarlas de cualquier forma o método.

Los librepensadores son definitivamente opuestos a los oclócratas y la oclocracia, los combate por la convicción que posee de un sistema político que garantice las libertades civiles, la igualdad de todos los ciudadanos ante las instituciones del Estado, y la fraternidad entre todos quienes conforman a la sociedad, independientemente de sus opiniones, ideología, clase social o credo, bajo el manto de la tolerancia mutua. Jamás podrán convalidar la destrucción de un sistema que vele por el bienestar y progreso moral y material de la nación entera. Su posición debe ser firme y decidida.  Son de hecho, agentes de cambios sociales.

Una sociedad, una nación, dirigida por librepensadores es progresista, evolucionada, demócrata por excelencia. Es una nación libre.

El individuo formado en doctrinas del librepensamiento, lo profesa por convicción en todos los ámbitos del quehacer humano, en lo político, lo religioso, lo social…en lo personal, repudiando toda acción tiránica y sus autores, sin condicionamientos. No puede ser librepensador de manera selectiva, de acuerdo a las circunstancias. . Debe poseer coherencia entre lo que promulga y lo que practica, entre el pensamiento y la acción. Su condición le prohíbe una actitud pasiva, es negar su propia esencia, su propio yo, es negarse a sí mismo, el santuario sagrado de su conciencia se lo prohíbe…en fin, de no hacerlo, tiene hurtado el título que le caracteriza.